Etimología del término flamenco:
Mucha aceptación tuvo la hipótesis del origen arábigo defendida por más de un estudioso. La teoría titubea entre varios posibles entronques etimológicos, pues se ha supuesto que flamenco deriva de los siguientes vocablos árabes: felag-mengu (campesino tránsfuga), felaikum o felahmen ikum (labriego) y felagenkum o flahencou (cantos moros de las Alpujarras).
Pero la palabra “flamenco” cuando se pone en circulación es a partir del XVI y durante esa centuria y la siguiente se limitó a designar a los habitantes de los Países Bajos o a los soldados españoles de los Tercios de Flandes. No tenemos un solo caso en que se use en los siglos XVI, XVII y XVIII referida a los gitanos o al folklore. Por lo tanto, si en sentido parecido al actual el término no aparece antes de 1836, resulta bastante improbable que se trate de una derivación del árabe a los 350 años de la reconquista de Granada. Hay que buscar por otro camino:
La teoría del profesor M. García Matos nos parece la más acertada y a ella nos adherimos por ahora. Según Matos, “flamenco” procede del argot de fin del XVIII y principios del XIX, en el que significaba “farruco”, “pretencioso”, “fanfarrón”. Todavía tiene esa pluralidad de significaciones. Cuando decimos, por ejemplo, “no te pongas flamenco” es como si dijéramos “no seas fanfarrón”. Decir de alguien que es un “tío flamenco” vale tanto como decir que es un tipo generoso, farruco y “echao p’alante”.
¿Qué significa flamenco?
Desde que apareció la palabra en el folkore andaluz hacia 1836 significa “gitano”. ¿Por qué se les daba este nombre? Antes se les había llamado grecos, egipcianos, romaní, rom, dom, calorrí, calés, etc. ¿Por qué cambian de nombre y se califican a sí mismos de “flamencos”? ¿Por qué el término “flamenco” se aplicó inicialmente no a todos los gitanos españoles, sino exclusivamente a los andaluces? Creemos que existe la respuesta a estos problemas.
Hasta el reinado de Carlos III no gozaron los gitanos de una situación de igualdad jurídica con el resto de los españoles. Los delitos, casi siempre menores, a que en parte impelían las leyes persecutorias, habían originado leyendas tan absurdas como las tejidas en torno a los judíos. En consecuencia, y a raíz de la libertad que les concedieron las leyes humanitarias de Carlos III, el nombre de “gitano”, muy desprestigiado, era poco más o menos denigrante. Por esa causa debieron de adoptar el de “flamenco”. [...]
La significación de “flamenco” ha variado, pues, en el transcurso del siglo XIX: En su sentido argótico inicial significó persona arrogante y fanfarrona; luego, designó a los gitanos andaluces; más tarde, al cante puro gitano (soleares, seguiriyas, tonás, tangos, corridas o romances, alboreás, etc.) y a la postre, también el cante híbrido, resultante de la matización e impregnación de gitanería que experimentaron las canciones andaluzas (malagueñas, fandangos, sevillanas, alegrías, mineras, temporeras, tarantas, granaínas, cantes de trilla, nanas, etcétera ...) y a la inversa.»
«El origen de la palabra "flamenco" sigue, a lo largo de los años, siendo un enigma. Pero creo que entre tantas filiaciones existentes, muchas de ellas folklóricas, sólo tres poseen la suficiente credibilidad.
Ante todo, flamenco es uno de los nombres que se dieron a los gitanos en Andalucía, aplicándose sólo después al cante porque éste, en boca y por boca del gitano, es como se revela y comienza a difundirse.
J. M. Caballero Bonald apoya esta tesis, precisando que la vaga designación de "flamenco" se usó siempre en relación con algún pueblo perseguido y errabundo, especialmente con gitanos y moriscos. Nunca fue empleada, a no ser impropiamente, para referirse a ninguna parcela musical concreta de la tradición autóctona andaluza.
En efecto, "flamenco" procede del argot del siglo XVIII, y se empezó a aplicar, en Sevilla y Cádiz, a los gitanos a principios del siglo XIX. Luego, a final de dicha centuria, se precisó más su sentido. Flamenco designa lo "gitano-andaluzado". Cante flamenco equivale, por tanto, a cante gitano-andaluz. No todos los cantes abarcados por la denominación son, sin embargo, gitano-andaluces. Muchos son solamente estratos musicales cultos, del fandango primitivo, de la jota, del folklore andaluz, gellego, asturiano e hispanoamericano.
Para muchos aficionados, como el profesor García Matos, la palabra flamenco surge de "flameante", por lo encendido o fogoso que se muestra el cante en su expresión. Siendo "llama" el tronco común de "flamancia" y "flaman" la aplicación jergal de esta palabra.
También se puede buscar la etimología árabe. Para P. Barrusio, flemenco derivaría de la contracción de Fela Mengu, literalmente: hombre errante.»"Flamenco" significa en el habla coloquial: chulo, insolente, fanfarrón y "echao p'lante". Referido a una mujer: "un mujer bien puesta / una mujer bandera". La siguiente cita describe el carácter de ciertos grupos sociales o etnias que merecen por ello el apelativo de "flamencos":
Todos aquellos tránsfugas muestran ínfulas orgullosas. Los moriscos, a causa de su ilustre poderío perdido. Los judíos, porque se creen el pueblo elegido por Dios; los bandidos y mendigos castellanos, porque su raza se enseñorea del mundo. Y los gitanos, por su petulancia de pertenecer a una casta de sangre real cuya milenaria estirpe se remonta a los tiempos anteriores a Jesucristo.
Y desde este conjunto de locos orgullosos, surge, allá en las guaridas serranas, la aleación sigulra del estilo "flamenco". (Rafael Lafuente: Los gitanos, el flamenco y los flamencos.